La Virgen de Zapopan y la Romería
¿Te imaginas millones de personas siendo partícipes de una misma procesión? Así es la Romería de Zapopan, declarada desde el 2019 como Patrimonio Cultural Inmaterial. No necesitas ser un feligrés o creyente, sólo siente las manifestaciones de afecto y devoción que miles de personas le dedican a La Generala o La Pacificadora, como muchos le llaman a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción o de la Expectación.
A partir del año 1530 se fundaron las provincias de San Pedro y San Pablo en la región de la Nueva Galicia, ubicada en el noreste del Valle de Atemajac, en el actual estado de Jalisco. El conquistador Nuño Beltrán de Guzmán arribó a dicho valle ese mismo año. Más adelante Fray Antonio de Segovia evangelizó a la población del Señorío de Atemajac y sus alrededores, donando la estatua de la Santísima Virgen María a sus fieles. Se inicia entonces en 1689 la construcción de un santuario para albergar y venerar a la inmaculada Virgen de Zapopan.
La virgen y guardiana de la Basílica de Zapopan fue hecha por manos indígenas, confeccionada en pasta de caña y desde el siglo XVI es considerada la protectora contra rayos y tempestades. De ahí la devoción que se le muestra desde casi 300 años cada 12 de octubre.
La Generala comienza su recorrido en la Catedral Metropolitana de Guadalajara. Al amanecer, más de 16 mil danzantes de diferentes regiones del país alegran su recorrido. Un gran contingente se forma para acompañar el recorrido: artesanos, comerciantes, feligreses de todo el país se unen durante 7 km de recorrido.
El punto final es la Basílica de Zapopan, imponente construcción barroca, edificada entre 1690 y 1730, flanqueada por el convento franciscano y edificada con hermosa cantera de la región, casa de la virgen de Zapopan. La tradición de peregrinar sigue en aumento, heredando tradiciones a las próximas generaciones.